jueves, 17 de julio de 2014

Fragmentos de Tokio Blues de Haruki Murakami



Tras completarse el aterrizaje, se apagaron las señales de <Prohibido fumar> y por los altavoces del techo empezó a sonar una música... Era una interpretación de Norgewian Wood de los Beatles. La melodía me conmovió, como siempre. No. En realidad, me turbó; me produjo una emoción mucho más violenta que de costumbre...
Alcé la cabeza, contemplé las nubes oscuras que cubrían el Mar del Norte, pensé en la infinidad de cosas que había perdido en el curso de mi vida. Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían... 
Incluso ahora, dieciocho años después, recuerdo aquel prado en sus pequeños detalles... 

La memoria es algo extraño. Mientras estuve allí, apenas presté atención al paisaje. No me pareció que tuviera nada de particular y jamás hubiera sospechado que, dieciocho años después, me acordaría de él... en aquella época a mí me importaba poco el paisaje. Pensaba en mí, pensaba en la hermosa mujer que caminaba a mi lado, pensaba en ella y en mí, y luego volvía a pensar en mí... Estaba enamorado, y aquel amor me había conducido a una situación extremadamente complicada.
Sin embargo, ahora la primera imagen que se perfila en mi memoria es la de aquel prado. El olor de la hierba, el viento gélido, las crestas de las montañas, el ladrido de un perro. Esto es lo primero que recuerdo... Pero este paisaje esta desierto. No hay nadie. No está Naoko, ni estoy yo. <¿Adónde hemos ido?>, pienso. <¿Cómo ha podido ocurrir algo así?> Todo parecía tener más valor -ella, mi yo de entonces, nuestro mundo- ¿adónde ha ido a parar?>. Lo cierto es que ya no recuerdo el rostro de Naoko. 
Conservo un decorado sin personajes.

Curiosidades de Matrix


Y es por eso que todo el mundo me mencionaba Ghost in the Shield.

jueves, 10 de julio de 2014